Estoy cansado. Me estoy muriendo. Me estás matando.
Estoy cansado de que me dejes tirado y de que para ti no importe lo que yo siento.
Cansado de que te rías de mí y me hagas daño.
Cansado de tus insultos, de tus mentiras. De todas las veces que me dijiste: "voy a cambiar" y no cambiaste.
Cansado de los muros que construyes a mi alrededor, que no me dejan disfrutar de lo que hay fuera de ti ni dejan que nadie entre a visitarme.
Cansado de no importarte, de que valores más las opiniones que los demás antes que la mía.
Estoy cansado hasta físicamente de estar contigo porque se ha pegado a mi piel tu frío. Y me paraliza.
No te entiendo. No entiendo por qué me pisas así y por qué permites que me pisen los demás como si todas las primaveras que hemos vivido no te importasen ni un poco. No entiendo por qué quieres destruirme, por qué me maltratas cuando yo siempre he apostado por ti, por nosotros. No entiendo tus miedos ahora, ni el por qué me conviertes en una barrera. Que yo quiero acercarme a ti, que yo quiero calmar tus tormentas y no me dejas. Que te olvidaste de que te quiero y que te has olvidado de quererme.Que dónde queda aquello de que no podrías vivir sin mí. Dime dónde dejaste los paseos por la noche brillando como las estrellas y regalando nuestra luz a las calles. No puedo creer que hayas borrado mi recuerdo de tu memoria. ¿O es que acaso no fuimos grandes? Mira, quiero que al menos, sepas lo que tú has sido para mí desde que nacimos.
Ya estaba contigo. Aunque tú ni siquiera eras consciente. Llevo toda mi vida contigo. Te observé crecer y pensé: "Es lo más bonito que me ha pasado nunca. Sé que es ella la que estaba esperando y a la seguiré esperando siempre". Todavía me acuerdo de tus primeros pasos cuando te ponías nerviosa y yo me aceleraba solo de verte reír así: como la loca que eres. Es lo mismo que cuando llorabas y yo me rompía al experimentar como tuyo mi sufrimiento. Pero lo que más recuerdo de todo, son los momentos en los que eras feliz. Yo me llenaba de un no sé qué que me dejaba pleno y lo único que me salía era dar gracias por poder contemplarte así: bella. Cantaba. Sí que cantaba. En voz baja por las noches y, de esta forma, nada perturbaba tu sueño.
Pero me tapaste la boca el mismo día que me ataste las manos.
Y ahora solo puedo decirte que estoy cansado.
Que me consume la venda que me has puesto en los ojos.
Y que de nuevo ahora: ciego, mudo y sin libertad he decidido liberarme.
¿Que por qué?
Porque, espero que no te importe, pero... me estaba muriendo.
Sí. Y no porque yo quisiera.
Pero se te olvidó hacerle agujeros a la caja para que pudiese respirar y me faltaba el aire.
Me estaba quedando sin sangre.
Así que tenía que salir como fuera y no me preguntes cómo, pero salí
y aquí me tienes. Sé que he perdido con el tiempo, que aparentemente no estoy tan guapo como antes, ni por fuera ni por dentro. Pero puedo decirte que por dentro estoy mucho mejor, aunque por fuera solo lleve tatuadas mil cicatrices.
Que he aprendido de mis errores, de nuestros errores, y que creo que tengo la solución a ellos.
Al menos de momento.
Te garantizo que volveremos a ser lo que éramos, que volverá tu luz y que yo...
Bueno, que yo volveré a latir...
No hay comentarios:
Publicar un comentario